Artemisa 23 de julio de 2017
Por: Gerardo Páez.
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Ing. Gerardo Páez. |
El
papel de la oposición siempre será buscar llegar al poder en democracia
mediante el voto popular. Cuando no existen los mecanismos democráticos, muchas
veces los pueblos frente a régimen de fuerza se han visto obligados a recurrir
a la violencia. La oposición cubana ha utilizado indistintamente ambos métodos, sin resultados conclusivos a favor de la
democracia.
Sin
embargo, no quiere decir que desistamos de la lucha, porque históricamente los
pueblos no se resisten a dejar de ser libres por naturaleza. Lo que sí está
claro es que se debe renovar las estrategias, ya que los propósitos a que se
aspira como oposición política, están bien claros y definidos, por ejemplo:
El respeto a los Derechos
Humanos como condición previa: para ello sería
indispensable la restitución del Estado de Derecho que le garantice a
nuestro pueblo la libertad e igualdad de oportunidades, así como la protección
ante la ley, sustentada en la división de poderes, para que no vuelva jamás el
despotismo a nuestra nación y sea la ley la que rija de una manera civilizada
el destino de los cubanos.
¿Y que hay de la economía de
libre mercado?: debiera abogarse por una economía regida por la
oferta y la demanda, sin la intromi
sión del estado, el cual solo deberá actuar
como garante de la ley en aquellos asuntos que requieran de su mediación para
mantener el orden y la paz.
La independencia nacional y
soberanía popular, otro de los temas a tener en cuenta, nada tienen que ver con
la intromisión del estado en cada asunto de la vida de los ciudadanos, este es
un tema que debemos analizar en profundidad, pues mientras la actual
Constitución de nuestra República declara el carácter independiente y soberano
de la nación, en la práctica niega esa soberanía a los cubanos, quienes se
encuentran en un estado de indefensión que los inhabilita para actuar como
verdaderos sujetos de Derecho.
Por otra parte, nuestro pueblo
deberá reclamar fervientemente el reconocimiento de varios partidos donde sus
intereses puedan ser canalizados y donde elecciones periódicas, libres y
democráticas sean el modo natural en que se desenvuelva nuestra sociedad,
actualmente envuelta en un sinnúmero de transformaciones que prometió insertarla
en el escenario internacional pero que se han visto congeladas o peor aún, en
franco retroceso.
Ahora
bien, no basta con definir los propósitos de la oposición, sino somos capaces
de transmitir nuestra voluntad de cambios a las masas populares y capitalizar
sus inquietudes sociales.
Nosotros como oposición debemos
ser espejos donde nuestro pueblo se vea reflejado. La historia nos dice que los grandes cambios
no han sido protagonizados por grandes multitudes. Estas se suman cuando se han
convencido que vale la pena asumir los retos, por eso es preciso demostrar que
es meritorio el riesgo.
La posibilidad de trabajar en
la preparación de un proyecto de Nueva República o una Nueva Cuba que en
concreto le ofrezca al pueblo cubano un futuro de progreso material y
espiritual en todos los órdenes con libertad y democracia, dependerá de la
disposición de los líderes de la sociedad civil de encarar esta realidad desde
una posición de cero protagonismo que lo único que logra es manifestar menosprecio hacia otros, que por diferentes
razones, no gozan de reconocimiento.
La idea de una Cuba nueva deberá
hacerse acompañar de una nueva constitución la que deberá estar en
correspondencia con estos tiempos, considerando para ellos el sentir de todos
los cubanos, incluidos los que hoy viven lejos de la tierra que los vio nacer.
El Proyecto Constitucional del CID sería un buen preámbulo para tales
aspiraciones.
La democracia en ejercicio
pudiera decirse que está en crisis, pero aun es peor para los que luchamos por
restablecerla desde su origen. La correlación de fuerzas, principalmente en
Latinoamérica no nos favorece aun, por lo que debemos ingeniar estrategias
multifactoriales y luchar por la unidad estratégica alrededor de un objetivo
común.
En la isla es motivo de fuertes
críticas, la manera a veces hipócrita como se proyectan las acciones de
algunos, que se auto titulan´´ Defensores de la Democracia´´ pero que no son
constantes en sus acciones ni coherentes en sus ideas, moviéndose en ambientes
donde los privilegios de unos pocos ofenden el sacrificio desinteresado y la
carencia de muchos.
El Movimiento Opositor, debe
estar en condiciones de desechar viejos hábitos que lo inhabilitan para trabajar
por la reconciliación entre todos los cubanos, la inmadurez política de la que
ha sido víctima por mucho tiempo deberá desecharse para comenzar a actuar de
manera responsable, despojándose de los dobles discursos y actuando
coherentemente, evitando así los factores que conspiran contra el desarrollo de
la sociedad civil, como es el caso de la falta de voluntad política para
establecer los mecanismos institucionales que garanticen tal proceso.
A mi juicio será factible
influir en la juventud, tomando como referente el nivel de frustración
imperante en la misma, aprovechando el desfasaje o ruptura emocional con la
ideología que se les impuso.
En este aspecto se puede citar
el esfuerzo realizado por los Municipios de Oposición, Cuba Independiente y Democrática –CID—y La
defensoría del Pueblo que desde sus inicios han logrado mantener una estrecha
relación de trabajo con las personas en la representación, ante las diferentes
instituciones, de diversos problemas que los afectan, acciones que han ido
aparejadas al oportuno asesoramiento e
instrucción en relación a los Derechos Humanos inherentes a cada ciudadano, con
el objetivo de prepararlos para que ellos mismos estén en capacidad de
liderazgo.
Sin lugar a dudas, la unidad
estratégica nos dará la fuerza necesaria para empoderar a nuestros futuros
líderes.La Lucha Continúa.