Ing. Gerardo Páez
Que
cosas tiene la vida, hasta hace muy poco escuchaba en mi interrelación diaria
con las personas que a fin de cuentas son el pueblo, que la gente está harta
del partido único porque como sucedió en la extinta Unión Soviética, había un
divorcio entre el poder y el pueblo y que la prensa como el partido, ambos
armas del poder, intentan imponerle a este una realidad que ya no pueden
ocultar a su antojo.
El
modelo que nos importaron desde Moscú es vertical y la sociedad cubana cada vez
va siendo más horizontal en su manera de proyectarse de frente a los retos que
tiene por delante.
si bien
no se pueden negar los logros de los que se ufana el sistema de que la Cuba de
hoy no tiene analfabetismo y que la tasa
de mortalidad infantil también es muy baja y que seguramente fueron mencionados
en el evento partidista, también es verdad que la población envejece
aceleradamente y que no se vislumbra un reemplazo a corto plazo, las pésimas
condiciones materiales impiden que las parejas planifiquen construir una
familia, cuando lo hacen, lo piensan desde Miami, creyéndolo el sitio ideal,
donde las condiciones son mucho mejores.
El
pasado congreso del partido también hizo creer a la gente que la unidad sigue
siendo la principal arma de la Revolución, pero la unidad que intentan
demostrar que existe es a fuerza de bayoneta o peor, a través de un frio
mecanismo que afecta directamente el
alma de las personas, es una especie de tortura psicológica que viene a ser
peor que la golpiza más brutal, esa es la base sobre la que se sustenta la ‘’unidad
de los cubano en torno a su único partido’’.
Si el
Partido estuviese estrechamente ligado a
la gente como quieren hacer creer, en Cuba las personas no sentirían en carne
propia la percepción de que las diferentes instituciones no les resuelven sus
problemas más acuciantes, por eso recurren a organizaciones de la Sociedad
Civil Emergente como es el caso de la Defensoría del Pueblo o los Municipios de Oposición, esta
actitud confirma el divorcio entre el gobierno, el Partido y el pueblo cubano.
El
aparato represivo no necesita ser tan radical en sus acciones contra el pueblo,
ya eso se hizo en su momento y sentó el precedente para que las nuevas
generaciones lo piensen dos veces para oponerse a este macabro sistema de
dominación, ahora solo basta con que las instituciones no realicen sus
funciones, no hacerlo equivale a darle la espalda al pueblo y servir de arma
silenciosa al terror, es dejar en la gente esa sensación extraña de indefensión
que entonces obliga a otras formas de conquistas de los Derechos conculcados.
¿Cómo
hacerlo? Está por verse, ya se
comienzan a dar los primeros pasos en esa dirección, la juventud cubana,
desligada totalmente del régimen y la ideología que se le impone no cree en el
Partido a pesar que el pasado congreso haya querido vender esa idea. Eso de por
sí ya es un gran paso porque sin la juventud ningún proceso puede sobrevivir.
Nuestra juventud
toda, militante comunista o no, es la
misma que recibió a vivas voces al presidente Obama como símbolo de esperanza
para este pueblo que clama por mayores dosis de libertad, es la misma que ahora
contempla con enorme frustración como se ataca al presidente de Estados Unidos
porque a la elite no le gustó su mensaje para nuestro pueblo, los que callan lo
hacen por compromiso pero todos están en contra de tanta hipocresía y
manipulación.
En fin, haya o no
relaciones, lo que sí es una verdad radical es que la élite de siempre,
entiéndase el Partido Comunista, seguirá imponiendo un socialismo en ruinas al
pueblo cubano, mientras ellos viven un modo de vida capitalista a la vista de
todos.