Artemisa 13 de enero de 2015
Por. Gerardo Paez.
Un
gobierno que dice haber hecho una Revolución socialista con los humildes, por
los humildes y para los humildes y que critica constantemente la discriminación
que en otras latitudes es noticia obligada, que habla de las diferencias
sociales en estos lugares y de las políticas excluyentes que allí se practican,
debiera revisarse primero para luego determinar si está a la altura de criticar
a los demás.
Es
cierto que millones de personas sufren hambre y discriminación en muchos
lugares del mundo, entre ellos los 11 millones de cubanos que hemos sido
condenados a una miseria igualitaria sin que se nos haya dado la más mínima
libertad para explotar nuestros talentos e iniciativas que sin lugar a dudas
nos habrían hecho nuestras vidas un poco más soportables.
Mi
reflexión es hoy un tema obligado debido a que solo siete días atrás, el seis
de enero un grupo de padres indignados por lo que veían pero no podían creer,
no pudo soportar más lo que ellos consideraron una infamia y un cinismo por
parte del gobierno por permitir que en este, un país sin economía con un
salario promedio que oscila entre los 16 y 18 cuc que es la moneda fuerte en
Cuba, se ofertara el día de Los Reyes Magos juguetes que solo como la palabra
lo indica, por un arte de magia pudieran ser adquiridos ya que con los salarios
que perciben los cubanos, ningún niño podría soñar con un juguete de esta
naturaleza pero que además no tienen nada de extraordinario para ser exhibidos
con esos estrafalarios precios.
Me
contó uno de los testigos presenciales en la tienda ´´La Mina de Oro´´, ubicada
en la céntrica calle República, principal arteria de esta ciudad, que la
protesta casi al unísono de padres que debido a esa fecha, se encontraban
buscando algún juguete al alcance de sus bolsillos, hizo presentarse en el
lugar a funcionarios del Gobierno de la localidad quienes de inmediato mandaron
retirar de la vista de los clientes, los polémicos jugueticos, solo para
hacerlos aparecer unos días después quizás para que estos no fuesen asociados
con el esperado día de Los Reyes Magos.
Las
imágenes muestran por si solas el porqué de tanta indignación, estos precios no
son ficticios ni fantasiosos como la mente de nuestros niños a los que su
imaginación los hace creer que de verdad existen magos que les traen año tras
año sus jugueticos para que alimenten sanamente su imaginación.
Nuestros
niños tienen derecho a crecer sin quemar etapas de su vida, esta es una de
ellas, sin lugar a dudas la más hermosa, lo dice alguien que tuvo una infancia
con carencias pero en la que no le faltó juguetes con que divertirse, la Edad
de Oro como la definió nuestro José Martí, no puede ser tiranizada ni por
razones políticas ni por la malsana intención de enriquecer a otro, porque algo
si queda bien claro, ese dinero que pretenden recaudar tiene un destinatario, ¿quién?
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