Artemisa 9 de septiembre de 2013
Por. Rolando Ramírez.
Gerardo Paez y varios miembros del Centroen la Estatua de Luz y Caballero en Artemisa. |
Miembros
del Centro Para La Democrácia Proactiva y Los Derechos Humanos participaron en
la Procesión de la Virgen del la Caridad del Cobre ayer en horas de la tarde en
una actividad que estuvo empañada por la exuberante presencia de la Seguridad
del Estado, quienes en todo momento ejercieron una gran presión sicológica
contra los activistas, dijo José Ángel Santibáñez, miembro del referido Centro.
Al
terminar la procesión los Activistas rindieron tributo a José de la Luz y Caballero una personalidad de
la Historia cubana, figura que además le da nombre a dicho Centro de Derechos
Humanos, cuya estatua se encuentra enclavada en la Plaza Libertad de Artemisa
frente a la sede del Gobierno municipal, refirió José Ángel.
Casi
al concluir la ceremonia los presentes lanzaron gritos de Viva Artemisa Libre y
Viva Cuba Libre lo que hizo que el oficial de la Seguridad del Estado al que
apodan El Zurdo ordenara a los secuaces presentes proferirles todo tipo de
insultos a los disidentes, segundos antes de que tres carros patrulleros los
trasladaran hacia la estación de la policía de este Municipio, dijo José Ángel,
quien fue uno de los detenidos.
Jose Angel Santibañes con pulover blanco al centro, Gerardo Paez a su lado y otros Activistas minutos antes de ser detenidos. |
‘’Felizmente antes de las dos horas nos dijeron que podíamos marcharnos, luego de que les exigiéramos que nos mostrasen el delito cometido, para lo que no tuvieron respuestas’’, manifestó Gerardo Paez, Director Administrativo del Centro que lleva el nombre del insigne cubano. ´´ nos amenazaron con desfigurarnos el rostro y luego enviarnos a prisión´´, dijo José Antonio Pagarizabal, otro de los incautados.
Según
uno de los secuaces que se encontraban vigilando al Grupo de Activistas
Cívicos, tras ellos habían un total de 43 personas enfrascadas en controlar sus
movimientos, esto se conoció ya que Mileisis Vigoa, Directora General del
Centro, escuchó una conversación telefónica en la que esta persona, un joven de
apenas 29 años de edad, se lo comunicaba, al parecer a sus superiores.
Fue
tanta la presión que al salir de la unidad de la policía Mileisis tuvo que ser
asistida para revisarse su presión arterial, pues se sintió indispuesta aunque
se recuperó rápidamente, dijo Carlos Suárez Jaime, quien convaleciente de una
delicada operación intestinal, participó en la actividad y también fue
conducido para la estación de policía.
Según Carlos Alberto Suárez, con el grupo se
encontraban tres menores de edad hecho que no les interesó en lo absoluto a las
autoridades.
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